Ay Ay la mulata

Tiene ojos de luceros, algunas los tienen verdes, azules, hazel.  Una mezcla de texturas en sus hermosos cabellos.  Cinturitas de avispas, cuerpos de sirenas y un meneo sensual.  Unos glúteos envidiables, mirada de fiera, inquieta, son misteriosas y exóticas.   Su piel ni es blanca, ni negra, sino el canvas que lleva pintado la mezcla de varias razas.  Esto se dice que es ser mulata.

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Y mientras parte de estas descripciones son ciertas no se puede esperar que la mulata sea un caricatura de lo que la sociedad dice que ella es.  Muchas nos son sensuales, ni anda en bikinis a cada rato.  Las mulatas, las jabas no son el símbolo de la aventura sexual del hombre.

En los vídeos, la música  y  en las películas las hacen ver como la Marilyn Monroe Latina. La que le cumplirá  todos los deseos al hombre; es sexy y se mueve con un sandungueo envidiable, todas quieren ser como ella.

Baila bomba, salsa, merengue hasta bachata si la dejan.  Pero, ¿ y que pasa si tiene los dos pies izquierdos y no sabe dar ni un pasito pa’ lante y otro pa’ atrás?

Como si fuera poco cuando habla otro idioma tiene que tener acento porque sino no es latina, no es jaba.  De esto no sufre solo la multa sino las afrolatinas, las puertorriqueñas…

“No eres negra na, mírala tiene guille de blanca”… “Y que me dicen de su pelo, el negro pasurin atrapado en la jaula del blanco”.   ¿Que tal si fuera jibara, puertorriqueña y si fuera solo eso una mujer?.  Dejen de sexualizar a la jaba que no pidió ser sensual, ni exótica.

La jaba, la mulata lleva historia, lleva memorias.  Carga libros, estudia, trabaja.  Puede ser lo que ella desee; así que  ¿porque imaginarla como una bailarina de carnaval solamente?. No  reduzcan la imagen de la mulata a una sola cosa…

Hay grandes escritores como  Nicolas Guillen,  Carmen Colon Pellot y  Luis Pales Matos que han recogido la historia de la mulata de forma excepcional.  Recuentan la mezcla de razas que llevamos,  nuestra batalla con compararnos con la mujer blanca.  También abundan sobre el encanto del mestizaje que cargamos y es importante que se reconozca  lo que ellos contaron.

Hoy reescribimos esa historia, no somos un objeto sexual, no somos negras, ni somos blancas somos un cafecito con leche.  Somos guerreras, cabellos rizos, ondulados, ojos verdes, azules, sinturas finitas, gorditas flaquitas, bajitas.  !Somos de todo pero de nadie, nuestra imagen nos pertenece!

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