Marianne Osorio Quiñónes: lo que yo desde mi libertad podía ser

Un caluroso día de verano en un banquito de la Escuela de Derechos de la Universidad de Puerto Rico, Marianne Osorio Quiñones contó su trayectoria con el cabello natural. Es una historia de cambio, de aceptación y de empoderamiento.

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Más que una presión social
Marianne creció con la noción de que llevar el cabello rizo era símbolo de negatividad y llegó a pensar que su cabello era malo.

Recuerda como su mamá le encantaba su cabello, pero sometía su melena a texturizdores para bajar un poco el rizo “pues era muy apretao”.

 

En su lugar nativo Loíza, las personas crecen con la idea de que ser afrodescendiente es negativo y violento.

Todo ese bagaje de negación a la raza y la experiencia de estar en una relación de dependencia; hicieron que Marianne perdiera su esencia.

“Llega ese punto donde me perdí, no era Marianne. Yo era lo que otra persona quería que fuera”, expresó.

 

Todo en la vida de Marianne giraba en torno a aquella relación, para caerle en gracia al joven, ella vestía como a él le gustaba y llevaba su cabello ondulado para agradarle. Pero, Marianne rompió el ciclo, huyó de esa relación y comenzó un proceso de transformación.

 

Por un año y tres meses mantuvo en secreto su proceso de transición. Solo una amiga cercana a ella conocía de su decisión, nadie en su familia sabía que estaba experimentando un cambio.

 

Un día Marianne decidió llamar a su amiga a las 12 am y anunciarle que al día siguiente iba a cortar todo el cabello procesado.

 

El día del gran corte su amiga la acompañó temprano al salón de belleza y como apoyo al proceso de Marianne su amiga también se hizo un recorte.

 

Fue desde aquel preciso momento donde Marianne experimentaría momentos de alegría y rechazo por su cabello natural.

 
Una melena en batalla
En el año y tres meses de transición, se preparó emocionalmente para la crítica que recibiría por su cabello. Rememoró que lo más difícil no fue tan solo lidiar con las críticas, sino enfrentar el miedo de que su textura fuera fea y que no fuese aceptada por la sociedad.

 
Luchó con la respuesta que su padre le dio el día que ella se hizo el gran corte. Cuando llegó a su hogar su padre le dijo “¿pero, y ese afro? A lo que ella contestó, “pues mío, a mí me encanta”.

 

Ella no le preguntó a él si le gustaba su afro porque si de algo estaba segura era que no necesitaba la aceptación de ninguna persona en cuanto a su cabello.

 
El proceso al principio probó ser difícil, pues su padre hacia comentarios como “¿dónde está mi nena?” “¿Dónde está mi princesa?” “¿Dónde dejaron a mi nena?”. También recibió críticas de familiares lo que la llevó a reflexionar “que quizás faltaba mucho que construir en ellos”.
Su primer año del gran corte fue complicado, pues al tener el cabello corto su rizo no se definía con facilidad. Ese periodo fue de educación, se mantenía buscando información sobre cómo cuidar su cabello.

 

Se hacía rolitos (huesitos) en las puntas que estaban procesadas. Además, se hacía twists y llevaba su cabello recogido para esconder las puntas lacias.

 

 

Ha tenido que lidiar con la idea de que cuando su cabello tiene frizz y no está súper definido la gente no lo acepta. Y es como expresó la joven, “la gente tiene que entender que el frizz es parte de la genética del cabello”.

 
En su trabajo enfrentó una situación incómoda cuando se acercaba el día de su gran corte.

El crecimiento del cabello ya era notable y una compañera de trabajo le comentó en una junta administrativa (reunión) “¿tú no te piensas peinar?”, “¿cuándo te vas a peinar?”

 
Luego del incidente su supervisor las reunió y la joven se disculpó. Marianne le dejo saber que su capacidad académica y laboral no dependían de su estilo de cabello, pues siempre procuró cuidar la imagen de su cabello en el ambiente laboral.

 

Cometarios como “tú eres negra de loza, porque tú tienes la nariz perfilá o tú eres acaramelada no negra” son los que a la joven se enfrenta. Pero, lleva su orgullo por ser afrodescendiente a flor de piel.
“A mí no me molesta decir que soy negra, no me molesta decir que tengo raíces afrodescendientes; al contrario yo represento la diversidad, represento mi comunidad, represento la historia de mi pueblo”, comentó.

 

Debido a estas experiencias ella ha aprendido la importancia de educar. Es por eso que parte de su misión de vida es impartir talleres de auto aceptación y orientar a las mujeres sobre el cuidado del cabello natural.
El camino hacia la aceptación
Para Marianne la auto aceptación es una de la herramientas más poderosas que posee el ser humano, pues nos ayuda a tener dominio propio, a disfrutar de nuestra libertad y a descubrir quiénes somos y de dónde venimos.

 

En sus talleres, la joven se dedica a enseñar la base de la auto aceptación y sus beneficios; mientras orienta al público sobre el cuidado del cabello natural y los mejores productos para la melena afro rizada.

 

Desde su experiencia se despojó del miedo de lucir sus rizos. Tanto así que denomina el proceso como una aventura e insta a otras mujeres a que se atrevan a dar el paso de llevar su cabello al natural.

 

Durante su proceso ha notado que no hay un cabello que se parezca al otro, pues cada rizo es diferente. Y es precisamente por esta razón que aconseja llevar el cabello rizo, pues “en cuanto estética vas a ser única visiblemente”.
Aconseja que si aún no te sientes motivado a dar el paso a que busques inspiración en infuencers a través de las redes sociales o en alguien que conozcas para que te sientas parte de movimiento natural.
Para toda persona que luce su cabello rizado el racismo es una experiencia que experimentará al menos una vez en la vida.
Marianne recomendó que al recibir cualquier ataque es importante denunciarlo.

Para enfrentarlo recomienda preguntar ¿qué? Para que así la persona que lanzó el ataque tenga que repetir el comentario y evaluar lo que dijo.
Lo segundo es no aceptar la crítica y lo tercero es educar que es opcional, pero necesario.

 

Es dejarle saber a la persona que aunque no lo hizo con la intención de ofender sus palabras no están bien.

 

En esta etapa es importante decir las razones por las que no está bien el comportamiento.

 

Donde todo comenzó
Actualmente Marianne es una de la influencers del cabello natural en Puerto Rico y aunque le cuesta llevar ese título la realidad es que ha hecho la diferencia en su nicho.

Su interés por educar sobre el cabello natural comenzó porque se dio cuenta que existía una necesidad de material educativo en español.
Existían youtubers como Bianca Alexa que tiene descendencia boricua, pero grababa sus videos en inglés, lo que lo hace complicado en cuanto al idioma. Así que Marianne se lanzó a la tarea de grabar videos para Youtube.
Una noche junto a un amigo grabaron el primer video hasta la madrugada y crearon el logo para para su página Marianne Enid.

Esta aventura se la ha disfrutado al máximo y le ha abierto un sinnúmero de puertas donde ha logrado hacer la diferencia.
Por ejemplo, en el 2017 tuvo la oportunidad de ser parte de la campaña de True Match de L’Oreal. Cuenta la joven que lo más que disfrutó de esa experiencia fue “romper un poco con el estereotipo de la no diversidad dentro de los medios de comunicación”.

 

En la industria de maquillaje la imagen tiende a ser euro centrista y para Marianne fue un gran logro el que incluyeran diversidad en la campaña y que las raíces afrodescendientes estuviesen representadas en la marca.

 

El futuro venidero
Aquella calurosa tarde nos llevó a una tertulia sobre el racismo, el amor propio y los planes futuros de Marianne.

 
Sus planes son continuar con sus talleres de auto aceptación, trabajar con marcas y generar contenido constante para su canal de Youtube.

 

Planifica unir sus conocimientos en biomédica con el tema de la auto aceptación y el cuidado personal para beneficiar a la comunidad.

 
Sin duda alguna Marianne luchará por la inclusión y la aceptación de las raíces afrodescendientes en nuestro pedazo caribeño.

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